La Vida humana es una realidad sagrada que se nos confía para que la custodiemos con sentido de la responsabilidad y la llevemos a perfección en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos. Todo hombre abierto a la verdad y al bien, aun en dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término. (E. V. 2)